Vivimos en una sociedad de patricios estructurada a base de placeres y
necesidades cubiertas, en la que los poderosos atesoran el mango
político con todo tipo de beneficios y sin ninguna responsabilidad
proveniente de la cartera, una clara oposición al papel que desarrolla
el resto de ciudadanos, plebeyos todos, que se costean hasta respirar, y
a precios más que abusivos. (Ver más >)