10 mar 2012

La austeridad es una estafa

La mal llamada AUSTERIDAD quiere decir robo a los pobres y las clases populares para transferir el dinero que les recortan en servicios, prestaciones, salarios y en empleo, en especial el público para dirigirlo a los bancos y los poderes financieros, -es decir a los ricos- con la excusa de pagar deuda a la banca.

Las políticas de austeridad son una estafa. Pero gracias a la abrumadora publicidad que la derecha política y económica hace, consigue que muchas y muchos pobres y personas, sobre todo de las cada vez más proletarizadas clases medias, piensen que son necesarias. No olvidemos que el neoliberalismo -que es una ideología política- basa su preponderancia en un gran éxito cultural de sus principios y de su capacidad de controlar las mentes mediante la imposición de un modelo vital. (Ver más >)

La propaganda durante la Guerra Fría

“Nuestro objetivo en la guerra fría no es conquistar o someter por la fuerza un territorio. Nuestro objetivo es más sutil, más penetrante, más completo. Estamos intentando, por medios pacíficos, que el mundo crea la verdad.(…) A los medios que vamos a emplear para extender esta verdad se les suele llamar ‘guerra psicológica’. Es la lucha por ganar las mentes y las voluntades de los hombres”.
Dwight D. Eisenhower, Presidente de los Estados Unidos 1953-1961.
 
“Se trataba de utilizar a cualquier hijo de puta siempre que fuera anticomunista”.
Harry Rositzke, antiguo colaborador de la CIA.

4 mar 2012

La conquista de lo cool

«Inestimable ensayo para todo aquel que alguna vez se haya burlado de la contracultura que nos legaron los años sesenta. [...] Análisis apasionado y exhaustivo de la era de la publicidad. [...] [Conquest] no sólo hace callar a viejos hippies canosos que recuerdan sus viajes en furgoneta Volkswagen convencidos de que fueron transgresores, sino que además vacuna al público contra el capitalismo moderno que está hoy por todas partes, incluso en estas páginas.» Brad Wieners, Wired Magazine

El creativo Bill Bernbach revolucionó la industria con sus campañas para Volkswagen. "Inventó la antipublicidad: un estilo que se aprovechó de la desconfianza del público hacia el consumismo para alimentar el consumismo". La empresa presumía de coche feo que nunca cambiaba, no ocultaba su condición de entidad que buscaba beneficios y se reía tanto de los supuestos fallos del producto como de la prepotencia de los vehículos de gama alta y su interminable lavado de cara anual. Una "honestidad calculada" que dinamitaba la "cháchara insustancial" y el idealismo consumista de los cincuenta. "Quizás el problema seamos nosotros, que no entendemos cómo funciona el sistema", aseguraba orgullosa Volkswagen en un anuncio de 1964. Y los hippies se subieron en masa a sus furgonetas antisistema Volkswagen.

"El descubrimiento entusiasta de la contracultura por parte de estas industrias marcó el nacimiento de una nueva especie de consumismo hippie,en el que el rechazo hacia la falsedad, la mediocridad y la opresión diarias de la sociedad consumista puede explotarse para promover el consumismo desbocado", cuenta Frank. En resumen, los enrollados publicistas de los sesenta "animaban al consumidor a rebelarse contra los horrores del consumismo conformista" y, al mismo tiempo, "la contracultura enseñaba a los jóvenes a rebelarse contra todo aquello que habían estado consumiendo hasta entonces". La tormenta perfecta. (Ver más >)

Crisis: ¿cuántos derechos más estás dispuesto a perder?

Apelando al terrorismo y a la crisis económica, los gobiernos “democráticos” se tiñen de autoritarismo y recortan los derechos humanos y económicos que la sociedad civil tardó en alcanzar siglos. ¿Cuánto estás dispuesto a tolerar?

En vez de miedo, Stéphane Hessel propone indignación ciudadana (que no ira). Hessel, único redactor vivo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, convoca a la ciudadanía indignada a la insurrección civil pacífica. Para conseguir que los intereses particulares de la minoría privilegiada se subordinen al interés general de la mayoría. (Ver más >)

2 mar 2012

La sumisión de las masas

... El gran engaño de nuestro tiempo estriba en hacer creer que las democracias de hoy día trabajan en favor de una sociedad de individuos libres e iguales, cuando de hecho promueven valores y relaciones sociales que arrojan el resultado contrario. Son precisamente los valores mezquinos y las relaciones desiguales y opresivas que imperan los que hacen que el comportamiento servil y el trabajo alienado sean la norma. Es el miedo a perder el empleo, el estatus o a verse discriminado lo que induce normalmente a las personas a someterse y censurarse “por su propio bien”, sin necesidad de represiones explícitas. Estas sólo aparecen cuando las excepciones rompen la regla, cuando los controladores aéreos se rebelan o cuando Wikileaks ilumina las vergüenzas del poder. (Ver más >)