«Inestimable ensayo para todo aquel que alguna vez se haya burlado de la contracultura que nos legaron los años sesenta. [...] Análisis apasionado y exhaustivo de la era de la publicidad. [...] [Conquest] no sólo hace callar a viejos hippies canosos que recuerdan sus viajes en furgoneta Volkswagen convencidos de que fueron transgresores, sino que además vacuna al público contra el capitalismo moderno que está hoy por todas partes, incluso en estas páginas.» Brad Wieners, Wired Magazine
El creativo Bill Bernbach revolucionó la industria con sus campañas para Volkswagen. "Inventó la antipublicidad: un estilo que se aprovechó de la desconfianza del público hacia el consumismo para alimentar el consumismo". La empresa presumía de coche feo que nunca cambiaba, no ocultaba su condición de entidad que buscaba beneficios y se reía tanto de los supuestos fallos del producto como de la prepotencia de los vehículos de gama alta y su interminable lavado de cara anual. Una "honestidad calculada" que dinamitaba la "cháchara insustancial" y el idealismo consumista de los cincuenta. "Quizás el problema seamos nosotros, que no entendemos cómo funciona el sistema", aseguraba orgullosa Volkswagen en un anuncio de 1964. Y los hippies se subieron en masa a sus furgonetas antisistema Volkswagen.
"El descubrimiento entusiasta de la contracultura por parte de estas industrias marcó el nacimiento de una nueva especie de consumismo hippie,en el que el rechazo hacia la falsedad, la mediocridad y la opresión diarias de la sociedad consumista puede explotarse para promover el consumismo desbocado", cuenta Frank. En resumen, los enrollados publicistas de los sesenta "animaban al consumidor a rebelarse contra los horrores del consumismo conformista" y, al mismo tiempo, "la contracultura enseñaba a los jóvenes a rebelarse contra todo aquello que habían estado consumiendo hasta entonces". La tormenta perfecta. (Ver más >)