El Consejo de Informativos de TVE ha presentado una retahíla de
casos, todos recientes, que dan buena cuenta del escaso talento de los
manipuladores públicos
Cualquiera puede manipular la televisión pública; lo difícil es
manipularla bien. No se trata solo de constreñir y deformar la realidad.
La clave está en hacerlo de manera que el espectador no perciba la mano
del manipulador. Y ahí es donde TVE falla estrepitosamente.
En apenas cuatro años, los soldados de Génova han hundido las audiencias
hasta rozar su mínimo histórico y, encima, Rajoy es uno de los
políticos peor valorados en todas las encuestas. ¿De verdad no había
gente mejor preparada para este trabajo? ¡Por el amor de Dios, hasta
Urdaci lo hizo mejor! Manipular, digámoslo claro, es un arte. Y como
todo arte, está en decadencia.