El sistema consiste en tomarnos el pelo. El modelo de sociedad va de que
al consumidor se le trata simplemente como un obrero al que explotar en
muchos casos. Lo estamos viendo durante la legislatura de Rajoy en la
que la reforma laboral ha minimizado los derechos laborales y donde hay
que convertirlo en un consumidor que compre desaforadamente todos los
productos y servicios que sean capaces de convencernos. Como no nos
pueden implantar un chip en el cerebro para motivar nuestras decisiones y
que hagamos lo que quieren las grandes empresas, nos tienen que
convencer con técnicas de márketing, muchas veces engañosas, y
manipularnos permanentemente.
La timocracia es una palabra que existe, un modelo de sociedad en el que
gobiernan unos pocos adinerados. Quienes mandan de verdad son los
dueños de las grandes corporaciones, los que mueven los hilos de las
decisiones de quienes están en el gobierno, que en muchos casos son
meros títeres o mercenarios de esos grandes empresarios. Luego los
recompensan durante el periodo de gobierno, lo cual sería claramente
corrupción si es que reciben prebendas o tomar decisiones en favor de
grandes empresas a cambio de dinero, o a posteriori con las famosas
puertas giratorias, fichándolos en sus consejos de administración, etc.
Lo de Soria es el esperpento de un sistema de timocracia. Es
absolutamente transparente para el ciudadano que este ministro está
tomando decisiones en beneficio de las grandes empresas eléctricas. Cada
vez que dice algo se le pilla rápido que nos está intentando engañar.