Las empresas farmacéuticas han incrementado en 105 millones el dinero que pagan cada año al sector médico desde que inauguraron su código ético hace cinco años. Si en 2015 transfirieron 496 millones de euros, en 2019 llegaron a 601, según el cálculo de Farmaindustria que se hizo público a finales de junio pasado. En este periodo, las llamadas "transferencias de valor" desde la la industria a los profesionales suman 2.759 millones de euros.
De todo ese dinero, una buena parte se destina a sufragar congresos y cursos para profesionales, financiar esos encuentros mediante las organizaciones sanitarias o abonar honorarios por servicios prestados por parte de los médicos. 308 millones en total el año pasado (fueron 273 en 2015). La otra gran parte de los fondos se aplica a la investigación: 259 millones, a lo que se le añaden otros 34 millones en donaciones a organizaciones profesionales.
La idea del código ético era establecer una autorregulación por parte del sector, sin intervención oficial, que abordara los posibles conflictos de intereses que crean esos pagos desde la industria a los médicos. También "dar a conocer el valor de la colaboración entre compañías farmacéuticas y agentes del sistema sanitario y responder al natural interés por parte de una población cada vez más exigente en materia de transparencia", explica Farmaindustria. Además, esta autorregulación ha mantenido lejana una fiscalización oficial sobre los pagos.