17 ago 2020

75 años de “Rebelión en la Granja”, un manual para un mundo “orwelliano”

Hace 75 años, George Orwell logró, después de varios rechazos, que se publicara “Rebelión en la Granja”, un libro con el que quería destruir el “mito soviético” y exponer el brutal régimen de Joseph Stalin, a fin de proteger al socialismo en Occidente de la propaganda de Moscú.

Al dictador georgiano le sucedieron otros tiranos, hasta que la Guerra Fría provocó finalmente la desintegración de la URSS en 1991, pero esta sátira política del periodista y escritor británico sigue siendo una herramienta muy útil para sobrevivir al mundo "orwelliano" del siglo XXI.

"Orwelliano" en el sentido de que los poderosos en las sociedades actuales, igual que los personajes de "Rebelión en la Granja", replican las estrategias de manipulación del lenguaje para controlar el pensamiento de las masas, explica Jean Seaton, directora de la Fundación Orwell.

En esta alegoría, recuerda Seaton, el autor "nunca predica, nunca te dice que este sistema es malo", sino que "uno mismo saca conclusiones" sobre lo que hacen los personajes, sobre "la valentía de las gallinas, lo maravilloso que es Boxer o qué fantástica es Clover".


"Es una buena técnica para ponernos en alerta ante problemas similares, es un buen ejercicio sicológico", propone Seaton, quien precisa que, aunque Orwell se refería al "comunismo soviético", esta actitud crítica debe servir para mantenerse en guardia ante nuevos poderes, como las redes sociales.

"TikTok, Facebook, Google. Te dan mucho de lo que supuestamente nos gusta para enriquecerse y, quizás de manera involuntaria, llevan a la gente hacia posiciones cada vez más extremas. Estamos rodeados por este tipo de propaganda extraña, abstracta e industrializada", opina la experta.


Subraya que Orwell, quien siempre se consideró un socialista demócrata, estaba en contra de "todas las tiranías", ya fuese la soviética o la que experimentó durante la Guerra Civil española, cuando el Gobierno de Madrid, parcialmente controlado por los comunistas, persiguió en 1937 al sector troskista en el que su mujer y él mismo estaban enrolados.