El penúltimo libro de Michael Hudson, por estás fechas está prevista la salida de su siguiente obra “J is for Junk Economics”, se titula “Killing the Host” en el cuál se toma como punto de partida la metáfora del parásito y su huésped como una descripción cabal de la actual situación de la economía y por extensión de la política imperante. Me limitaré a hacer una introducción a los argumentos del autor como instrumento de análisis y su fundamentación, para dejar el relato de la crisis para entradas posteriores. La mejor manera de entender el libro, es empezar por cuestionarnos aquello que el relato habitual y hegemónico no plantea. En realidad, su objetivo es evitar que nos plantemos las siguientes cuestiones:
Si el sistema bancario realmente proveé servicios de igual valor a la enorme riqueza que ha creado para el “Uno Por Ciento”, ¿Por qué necesita ser rescatado? Cuando el sector financiero obtiene todo el crecimiento económico derivado del rescate ¿Cómo ayuda eso a la industria y el empleo cuyas deudas permanecen en la contabilidad? ¿Por qué no fueron rescatados el empleo y la inversión en medios de producción liberándolos de sus deudas? Si el ingreso refleja la productividad de los factores ¿Por qué los sueldos se han estancado desde los años 70 mientras que la productividad ha crecido y los beneficios han sido acaparados por bancos y financieros, no por los trabajadores? ¿Por qué hoy en día, la Contabilidad Nacional excluye el concepto de ingreso no ganado (renta económica) que fue el tema esencial de la teoría del valor y precio clásica? Si la economía es realmente un ejercicio de la libre elección, ¿Por qué los proselitistas abogados de los intereses de los rentistas necesitan excluir del curriculum el pensamiento económico clásico?
La etimología de parásito proviene del griego, compañero de comida, “para” (al lado) y “sitos” (comida) que describía a los ayudantes de los funcionarios encargados de recaudar el grano para las celebraciones oficiales.
La palabra parásito era inicialmente era descriptiva, pero pronto adoptó una acepción peyorativa y fue aplicado con profusión a los usureros, que posteriormente fueron denominados de forma más respetable, banqueros.
El sistema financiero es el motor depredador no solo de su huésped social, sino del huésped del que todos dependemos, la biosfera.