Algunos sistemas educativos han integrado a su currículo asignaturas o modulos que, de alguna manera cubran el vacío creado por el énfasis excesivo que se le ha dado a las habilidades de expresión escrita. Es evidente en la mayoría de las escuela este desbalance que existe entre la estimulación y el entrenamiento en habilidades de expresión escrita y las oportunidades para la expresión verbal, la cual requiere la activación de procesos lingüísticos (neurológicos y fisiológicos) distintos.
Este vacío aún es más evidente en las aulas de las escuelas primaria. En mi experiencia como facilitador de P4C con grupos de estudiantes de 4to y 5to grado de la escuela primaria, he presenciado la fascinación con que los niños acogen esta actividad. Se observa una gran avidez y prontitud en participar, compartir sus ideas (y utilizando sus repertorios verbales que quizás no hubiesen usado en otras asignaturas) sobre temas que quizás nunca hubiesen sido tratados dentro de las otras asignaturas ni tenido el acceso a participar en un ambiente democrático y de libre expresión (en una comunidad inquisitiva).
Durante las sesiones de P4C pueden observarse algunas sorpresas sobre las habilidades o competencias de los estudiantes. Los posibles paradigmas que existen sobre estudiantes con la mejor reputación de excelencia se van por tierra en muchos casos, pues no siempre el alumno al que le va bien en el resto de las materias es el mejor pensador y argumentador. Muchas veces los estudiantes “regulares“ o con calificaciones deficientes y hasta alguno que otro conocido por no quedarse quieto o por su mala conducta, son los que parecieran poseer excelentes habilidades de razonamiento y expresión de habilidades de pensamiento.
Cuando los escuchas no puedes evitar cuestionar las ideas piagetianas sobre el desarrollo del pensamiento. Sencillamente los chicos te hacen dudar de ellas cuando hablan.
Como docente, entonces te das cuenta que una oportunidad como esta no solo debe ser una innovación en los currículos tradicionales, debe también ser una oportunidad a la que todo niño pueda acceder, al menos una vez a la semana.
Philosophy for children (P4C) es una alternativa factible tanto para el docente como para los sistemas educativos, en lo relacionado a la estimulación del pensamiento complejo. Los principios pedagógicos, filosóficos y psicológicos que sustentan esta metodología pueden ser traducidos en objetivos educativos sujetos a ser implementados por los maestros, quienes previamente reciben una formación en este método. La misma es de naturaleza epistemológica considerablemente accesible y, aunque requiere ciertos recursos didácticos para su implementación, el mayor y más valioso recurso necesario es el de un docente que le guste cultivar sus propias habilidades de pensamiento, que tenga cierta pasión por llegar al fondo de las cosas, que se dedique a buscar la verdad en vez del auto engrandecimiento, inclinada/o a hacer preguntas sujetas a ser discutidas, sobre el porqué se cree que algo es como se afirma, que sea persistente en usar el pensamiento lógico ante situaciones perplejas y que adversen el pensamiento poco prolijo y ambiguo (Paul, 1987, citado en Costa, 2001)