18 sept 2017

Las armas de distracción masiva son la total negación del debate político

Se aproximan las elecciones francesas y alemanas y, en uno y otro país, políticos y periodistas se preguntan cómo hacer frente a eventuales campañas de uso continuado de datos falsos, que tanto éxito tuvieron en Reino Unido y en Estados Unidos. 

Las Armas de Distracción Masiva son un fenómeno nuevo, porque no forman parte de los clásicos mecanismos de propaganda política ideados en la Alemania de entreguerras o en la URSS de los años treinta. Estas armas están destinadas a mercados occidentales, con democracias liberales, y han sido ensayadas y perfeccionadas por especialistas vinculados a la extrema derecha o a la llamada derecha alternativa, originaria de Estados Unidos.


Su raíz no está tanto en la propaganda política como en la manipulación publicitaria, y seguramente es más fácil encontrar paralelismos con la campaña que montaron las grandes multinacionales tabaqueras en los años sesenta para impedir que se relacionara su producto con el cáncer que con los discursos de Goebbels o Stalin. Lo explica muy bien el economista y presentador de la BBC Tim Harford en un artículo titulado The Problem with Facts

Hacer frente a estrategias tan elaboradas no es fácil. Hay que difundir los datos ciertos e insistir en la autoridad de las fuentes, por supuesto. Pero existe el peligro de emplear todo el tiempo en chequear y en desmentir los datos falsos, lo que proporcionaría un gran éxito a los manipuladores, dueños de la agenda, del marco y del debate y capaces de apuntarse todos los tantos por puro agotamiento del oponente. Así que periodistas alemanes y franceses intentan ahora desplegar una estrategia diferente: volver a contar historias, en las que no se hable de la mentira, sino en las que se muestre la verdad y su importancia. Grandes historias sobre la vida real de la gente. Periodismo 0.0. (Ver más >)