A la ficción actual le ha dado por revisar sus propios mitos. Mucho se ha escrito sobre cómo los cuentos ayudaron en su día a fijar las bases de la sociedad (el príncipe apuesto, la princesa salvada, el malo diferente) de un modo similar a cómo Hollywood hizo de embajador al modelo de vida estadounidense en todo el mundo.
Ahora, en una sociedad que demanda cambios en la calle los estereotipos han evolucionado. Las ficciones infantiles y juveniles tienen en su mayoría heroínas femeninas que, además, cuestionan su propio pasado: en Frozen se cuestiona a la princesa por enamorarse de alguien a quien no conoce; en Wall-E, Eva es la guerrera; en Star Wars, ahora la jedi es una mujer y en Underworld es la princesa la que salva al resto. Muchas heroínas ya no son blancas, senda que inició Tiara, y hay series innovadoras en las que, además de verse parejas homosexuales, los protagonistas (chico y chica) no acaban siendo irremediablemente pareja.