Las burbujas representan casos notificados en EE. UU., pero no todas las enfermadades fueron notificables todos los años. Por ejemplo, las paperas no se notificaban hasta 1968, año en que se autorizó una vacuna.
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Todo bloque histórico u orden constituido -señalaba Antonio Gramsci-, se apoya no solo en la violencia o la capacidad coercitiva de la clase dominante sino, también, en la adhesión de los gobernados a la visión del mundo de la clase dominante.
Hoy, podríamos decir que, por poner dos ejemplos ilustres, los Friedrich Hayek y Milton Friedman actúan como grandes intelectuales de la clase dominante, creadores de la concepción hegemónica de la vida en la que estamos insertos. Intelectuales medios, omnipresentes en las universidades y los medios de comunicación, se han encargado de vulgarizar (en el sentido de hacerla asequible para todos los públicos) y difundir la filosofía de la clase dominante para, de este modo, lograr que las clases populares se hayan adherido a la causa neoliberal hasta el punto de convertirla en un sentido común.
Podemos encontrar ejemplos de ello constantemente. Uno de los más tristemente célebres es el famoso mantra de “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades”.Esto podría considerarse la vulgarización de un consenso alrededor de las medidas de contracción del gasto público y la devaluación salarial, y el aumento del desempleo. Percibidas, estas políticas económicas y sus efectos, como una consecuencia lógica de nuestra irresponsabilidad (la de las clases populares) y la de gobiernos, derrochadores y sostenedores de vagos, de corte socialista.
Esta conformidad con el discurso hegemónico es evidente en amplios sectores de la sociedad, no caigamos en el error de pensar que estos ejemplos son los representantes de una minoría ideologizada de derechas entre la clase trabajadora. Se ha construido una nueva moral y formas de conducta institucionalizadas que obtienen una amplia adhesión entre las clases populares. Cada día nos acercamos más a la normalización de aquello de que no hay pobres sino losers.
Hoy tenemos la obligación de disputar algo tan necesario para la lucha y tan maleable como es el sentido común. Si no entendemos lo decisivo de este campo de batalla, desde luego que no encontraremos la explicación a los batacazos electorales en nuestra supuesta superioridad moral. Quizás encontremos un cómodo refugio, eso sí.
En un comunicado publicado en el diario ‘La Razón’, el líder de la organización criminal conocida como Partido Popular, Mariano Rajoy, apodado “el Deretxoki”, ha confirmado que la banda continuará adelante con su actividad de saqueo de dinero público.
A pesar de la persecución judicial a la que se ven sometidos, los delincuentes se han negado a entregar los sobres y tampoco se han mostrado dispuestos a pactar ningún tipo de tregua.
En colaboración con la policía suiza, los agentes españoles han localizado diversos zulos del PP en Madrid y han detenido a dirigentes históricos como Ignacio González, alias “Aguirrito”, o incluso a Manuel Moix, un fiscal Anticorrupción al que la banda tenía comprado.
"No cederemos en nuestra actividad. No servirá que paren las detenciones ni que acerquéis los presos peperos a su casa: Suiza" ha amenazado Deretxoki. "Nuestra lucha continuará hasta las últimas consecuencias"
La banda sabe que cuenta con un grandísimo apoyo por parte del pueblo. Además, no reconoce la legitimidad de los tribunales que les acusan. Solo reconocen la legitimidad de los jueces que ellos han puesto a dedo.
¿Te has preguntado porqué no estalla una Revolución masiva y por qué todo el mundo parece estar dormido o hipnotizado?
Estos últimos años se han hecho públicas informaciones de todo tipo que deberían haber dañado la estructura del Sistema hasta sus mismísimos cimientos y sin embargo la maquinaria sigue intacta, sin ni tan solo un arañazo superficial.
Y esto pone de manifiesto un hecho extremadamente preocupante que está sucediendo justo ante nuestras narices y al que nadie parece prestarle atención.
El hecho de que SABER LA VERDAD YA NO IMPORTA
Parece increíble, pero los acontecimientos lo demuestran a diario.
Actualmente, la “evolución” de la sociedad y sobretodo de la psicología de las masas nos ha llevado a un nuevo estado de cosas.
Un estado mental de la población que no se habría atrevido a imaginar ni el más enajenado de los dictadores.
El sueño húmedo de todo tirano sobre la faz de la tierra: no tener que ocultar ni justificar nada ante su pueblo.
Poder mostrar públicamente toda su corrupción, maldad y prepotencia sin tener que preocuparse de que ello produzca ningún tipo de respuesta entre aquellos a los que oprime.
No nos engañemos más, por duro que sea aceptarlo.
Afrontemos la realidad tal y como es.
En la sociedad actual, saber la verdad ya no significa nada
Informar de los hechos que verdaderamente acontecen, no tiene ninguna utilidad real
Es más, la mayoría de la población ha llegado a tal nivel de degradación psicológica que, como demostraremos, la propia revelación de la verdad y el propio acceso a la información refuerzan aún más su incapacidad de respuesta y su atonía mental.
La gran pregunta es: ¿POR QUÉ?
Simplemente todo se basa en un exceso de información
En un bombardeo de estímulos tan exagerado que provoca una cadena de acontecimientos lógicos que acaban desembocando en una flagrante falta de respuesta.
A la ficción actual le ha dado por revisar sus propios mitos. Mucho se ha escrito sobre cómo los cuentos ayudaron en su día a fijar las bases de la sociedad (el príncipe apuesto, la princesa salvada, el malo diferente) de un modo similar a cómo Hollywood hizo de embajador al modelo de vida estadounidense en todo el mundo.
Ahora, en una sociedad que demanda cambios en la calle los estereotipos han evolucionado. Las ficciones infantiles y juveniles tienen en su mayoría heroínas femeninas que, además, cuestionan su propio pasado: en Frozen se cuestiona a la princesa por enamorarse de alguien a quien no conoce; en Wall-E, Eva es la guerrera; en Star Wars, ahora la jedi es una mujer y en Underworld es la princesa la que salva al resto. Muchas heroínas ya no son blancas, senda que inició Tiara, y hay series innovadoras en las que, además de verse parejas homosexuales, los protagonistas (chico y chica) no acaban siendo irremediablemente pareja.
Siguen los chistes en Twitter sobre el asesinato del expresidente franquista Carrero Blanco. Nada nuevo bajo el Sol. Ya los había antes y los habrá después. Los hizo Juan Luis Cebrián, los hicieron Tip y Coll, y los hicieron y los rieron media España. Los chistes sobre Carrero Blanco forman parte de la cultura popular y, si son delito, ya pueden empezar a vaciar las cárceles porque no va a haber sitio.
La condena a la tuitera Cassandra sólo ha logrado provocar indignación y aumentar durante una temporadita la cantidad de chistes. El último de todos, se ha hecho en forma de lista colaborativa en la plataforma musical Spotify.
"Va por ti, Carrero", incluye canciones como "La Bomba", "Volaré", "Desde mi azotea", "Especies", "Volando voy o Aire". Ha sido creada por la cuenta satírica 'Moe de Triana' y está abierta a la colaboración de cualquiera que quiera incluir más canciones.
Decía Churchill que “puedes engañar a todos durante un tiempo o puedes engañar a algunos durante todo el tiempo, pero jamás podrás engañar a todos durante todo el tiempo”. Esto no se lo han solido aplicar muchos de los suplantadores o creadores de identidades falsas a lo largo de la historia. En lugar de parar a tiempo y tomar las de Villadiego con lo obtenido, suele pasar que queden atrapados en su propia red de mentiras o medias verdades.
A continuación, algunos de los más grandes impostores de ayer, hoy y siempre.
La risa fue peligrosa desde el momento en el que el ser humano se percató de que podía usarla para liberarse de sus miedos. Desde entonces, algunos quisieron prohibirla o, al menos, controlarla por medio de bufones de palacio que, con el devenir de las revoluciones tecnológicas, se convertirán en bodrios televisivos a los que se les llamará programas de humor. Así, podrían darle al pueblo su ración de carcajadas sin el riesgo de que ese estado de excitación en el que entra el cuerpo cuando ingenio y malicia se mezclan condujera a la masa hacia el pensamiento crítico.
Perder el miedo y replantear en voz alta lo preestablecido nunca fue moco de pavo. Por eso, reírse (o perseguir la risa) puede conducir a la muerte; esa fue la premisa sobre la que Umberto Eco edificó la abadía de El nombre de la rosa, una colmena donde aquellos que osan consultar la Poética de Aristóteles –el libro prohibido que contiene las claves de la comedia– fallecen sin remedio y con misterio.
Pese a que ya sabemos que en la Edad Media utilizar la ironía como arma solía ser un pasaporte para acabar en la hoguera o en el destierro, teóricamente, diez siglos después, las cosas deberían haber cambiado. En algunas partes del mundo, formalmente, se ha evolucionado. Y, pese a todo, es difícil no utilizar la novela de Eco como un instrumento para comprender qué ocurrió en la mañana del 7 de enero de 2015 en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo, en París.
–Venerable hermano, hay muchos libros que hablan de la comedia. ¿Por qué os da este tanto miedo?
–¡Porque este es de Aristóteles!
–¿Pero qué es lo alarmante de la risa?
–La risa mata el miedo y sin miedo no hay fe. Sin miedo al Diablo no hay necesidad de Dios.
–Pero no eliminaréis la risa eliminando ese libro.
–No, desde luego… La risa seguirá siendo la diversión del hombre sencillo. ¿Pero qué ocurrirá si por culpa de este libro los hombres doctos declaran que es permisible reírnos de todas las cosas? Si nos reímos de Dios, el mundo desembocaría en el caos. Por eso voy a sellar lo que no debe ser dicho.
El monje se comió un libro que analiza el sentido cómico del hombre. Los terroristas entraron a tiros en la sede de una revista. Los medios eran diferentes, el fin, el mismo.