Sobran los ejemplos pero no los análisis que nos ayuden a entender cómo
operan y cuáles son los objetivos de unas prácticas que han degradado el
ecosistema mediático hasta hacerlo desaparecer.
Los paraperiodistas, sus jefes, los políticos y tertulianos que
financian, promueven y consienten que esta especie deprede nuestro
entorno comunicacional son responsables de la devastación de nuestras
mentes, de la tergiversación y la manipulación que trata de torcer la
voluntad de los pueblos y si no lo consigue prepara el terreno para la
intervención armada o los golpes de Estado.