El hecho más importante de lo que ocurrió el pasado domingo en Grecia es
que el voto claramente mayoritario del pueblo griego muestra que las
políticas represivas encaminadas a atemorizar a la población (con
medidas terroristas nunca utilizadas con tanta intensidad como en
Grecia) no han podido doblegar la existencia de unas clases populares
que nos han enseñado a todos los demás que si la gente se organiza y se
moviliza, puede vencer y ganar batallas en esta guerra sangrienta que
está ocurriendo en este continente.
El sí se puede ha señalado
una vez más que las clases populares pueden vencer a sus agresores por
muy fuertes que estos sean.
Ocurrió en Grecia y ocurrirá en el resto de
Europa. De ahí que se haya iniciado un movimiento de rechazo frente a
este establishment europeo con el apoyo del FMI, exigiendo un cambio
hacia otra Europa que sea democrática y justa. Existen ya hoy en Europa
grandes movilizaciones que aparecen raramente en los medios, demandando
otra Europa cercana a las clases populares en lugar de a las élites
gobernantes que representan los intereses sobre todo del capital
financiero que hoy domina Europa.