Es de importancia capital que la filosofía se enseñe en la escuela y que
se le reconozca el papel esencial que desempeña para la formación de la
humanidad en cada persona. Si la filosofía desaparece de la escuela o
se la arrincona, se pone en riesgo el cultivo de lo más específicamente
humano; se merma la capacidad de crítica; se enrola con más facilidad a
los estudiantes en el ejército anónimo de los servidores del mercado; se
amputa fácilmente la posibilidad de la diferencia y la creatividad; se
engrosa la masa anónima de trabajadores...