Mientras más personas coexistan en una situación de emergencia,
menos tendencia mostrarán estas a ayudar.
Las razones que
provocan este efecto son muy variadas y no se sustentan únicamente en la
dilución de la responsabilidad, como afirmaban Darley y Latane. Las
personas pueden vivenciar el Efecto Bysbander porque la gran mayoría de
ellas son víctimas de una respuesta semiautomática: monitorean las
reacciones de los que le rodean para evaluar si es necesario intervenir.
De más está decir que en esta “valoración”, se suele perder un tiempo
precioso.
Otra posible causa radica en que las personas tienden a
descalificarse con el pensamiento del tipo: “alguien más calificado que
yo para brindar ayuda intervendrá”. No obstante, aunque las causas
pueden ser muchas, el efecto es idéntico: tendemos a paralizarnos y no
brindar nuestra ayuda.
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