Si se quiere salir de la trampa neoliberal, hay que dar por acabado el
tiempo de la confusión y de la resignación. Ya sabemos qué nos pasa.
Vamos a convertirlo en un nuevo sentido común. Y construir de una vez
una democracia que merezca ese nombre. El tiempo de las sonrisas y la
contemplación se lo han llevado los que dicen que hay que alargar la
jubilación hasta los 70 años, los concejales que afirman que se tiene
que terminar "eso de hacer deporte gratis", los ministros arrogantes que
entienden que la universidad sólo es para los que vengan estudiados de
familia, los que gritan que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades o los que salen de los juzgados sonriendo mientras
declaran que hicieron todo de manera estupenda aunque hayan vaciado las
cajas de ahorro. (VER)