Edward
L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de
la psicología de masas, escribió en su libro Propaganda (1.928), “La
manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurados y de
las opiniones de las masas es un elemento importante en las sociedades
democráticas. Aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la
sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder
dirigente de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes están
amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran
medida por hombres de los que nunca hemos oído hablar”. Asimismo,
fundamenta el sustento de todos los sistemas de gobierno en la
“manipulación de la opinión pública”, al afirmar que “ los Gobiernos, ya
sean monárquicos, constitucionales, democráticos o comunistas, dependen
de la aquiescencia de la opinión pública para llevar a buen puerto sus
esfuerzos y, de hecho, el Gobierno sólo es Gobierno en virtud de esa
aquiescencia pública”.
...
Sin
embargo, la crisis económica, la desafección política de la sociedad
española motivada por los sangrantes casos de corrupción de la élite
político-económica y el creciente descrédito de la institución
Monárquica han hecho revisar los esquemas idílicos de la Transición y la
vigencia de la Constitución del 78 en la que se sustenta el actual
status quo , por lo que se antoja inevitable un proceso de catarsis y
posterior metanoia colectiva que tendrá como efectos benéficos la
liberación de la parte indómita del individuo primigenio ( el lobo
estepario) que ha permanecido agazapado en un recodo del corazón, sedado
y oprimido por la tiranía del actual sistema dominante, neoliberal y
constrictor de las libertades democráticas. Así, tras un un parto
agónico en el que agonizará lo viejo sin que amanezca lo nuevo,
asistiremos al nacimiento del “Individuo Multidimensional” como
generador de un tsunami popular de denuncia del actual déficit
democrático, social y de valores e instaurador del caos constructivo que
terminará por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica
(consumismo compulsivo), no siendo descartable la adopción de políticas
activas de desobediencia civil que podrían conducir a un nuevo Motín de Esquilache en el horizonte del 2018.