Las cuentas de la austeridad no cuadran. Dos reputados profesores de la Universidad de Harvard, autores de diversos estudios que han inspirado la rigurosidad fiscal en EE. UU. y Europa, han admitido hoy que se equivocaron al hacer los cálculos. Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart, esta última la mujer economista más influyente del mundo, patinaron al utilizar un programa informático que contenía datos históricos de decenas de países.
Debemos situar el fiasco de Reinhart y Rogoff en el contexto más amplio de la obsesión por la austeridad: el evidentemente intenso deseo de los legisladores, políticos y expertos de todo el mundo occidental de dar la espalda a los parados y, en cambio, usar la crisis económica como excusa para reducir drásticamente los programas sociales.
¿Servirá de algo que se haya hecho caer a Reinhart y Rogoff de su pedestal? Me gustaría pensar que sí. Pero preveo que los sospechosos habituales simplemente encontrarán algún otro análisis económico cuestionable que canonizar, y la depresión no terminará nunca. (Ver más >)