5 ene 2014

Sacyr hunde la marca España

Vale el tópico de la historia de una muerte anunciada: obra complicadísima, oferta temeraria a la baja, aparición de complicaciones técnicas y geológicas sin cuento, y enfrente una Autoridad del Canal muy estricta, acostumbrada a trabajar durante mucho tiempo con los norteamericanos en Panamá y, por tanto, nada bizcochable. De modo que cuando los señoritos de Sacyr acudieron a plantear el correspondiente “modificado”, como es práctica habitual en toda obra civil española que se precie, los señores de la ACP respondieron con una peineta a lo Bárcenas. “Lo de los modificados de obra es una de las lacras del sector de la ingeniería civil española, que está muy mal acostumbrada y piensa que esas prácticas son exportables”
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“Para Sacyr es la muerte, el fin del negocio. Problemas de este tipo no son extraordinarios: el aeropuerto de Berlín, por ejemplo, ha triplicado su coste y aún no se ha acabado. Pero estas cosas no se ventilan en público, no se airean, porque el daño reputacional para la firma es brutal y, por ende, para todo el sector de la obra pública y de la ingeniería española”. (Ver más >)

Wall Street Journal habla de "bochorno" para el gobierno y la marca España por el ultimátum de Sacyr

 De Bárcenas a Panamá
«¿Se gastan correctamente los fondos de las políticas de cohesión de la UE destinados a las carreteras?». Así se titula un importante informe del Tribunal de Cuentas europeo que se publicó con poca gloria este verano y que estos días conviene repasar. El estudio compara el precio de 24 obras de nuevas autovías en España, Polonia, Grecia y Alemania: los países donde la UE ha invertido más dinero para mejorar las carreteras. El resultado es escandaloso: cada kilómetro de autovía española cuesta de media el doble -¡el doble!- que en Alemania. No es por culpa de la mano de obra: el salario medio alemán es un 33% superior al español. Tampoco es porque España sea un país más montañoso; el estudio descuenta el precio de los túneles y viaductos. ¿La razón de este despilfarro? El informe subraya una clave importante. «En España, la legislación contempla en 'circunstancias imprevistas' las modificaciones y ampliaciones del contrato». Según el Tribunal de Cuentas europeo, el imprevisto es aquí la norma y «ha podido representar una ventaja económica para los contratistas». Todas las obras españolas analizadas por la UE tuvieron varias ampliaciones del presupuesto -tres de media-, lo que provocó un sobrecoste de entre el 20% y el 30%, que pagó el contribuyente.

Con todo, las carreteras españolas que analizó Europa en este informe apenas se desviaron de precio si se comparan con otras infraestructuras más famosas. El presupuesto inicial para el soterramiento de la M-30 de Madrid fue de 1.700 millones de euros, después pasó a 3.500 y acabó costando más de 6.000: casi cuatro veces más. La terminal T-4 de Barajas pasó de 1.033 a 6.200 millones, cinco veces más. La ampliación del aeropuerto de El Prat duplicó su precio, de 1.471 millones a más de 3.000. El AVE entre Madrid y Barcelona costó un 31,4% más de lo previsto, 1.400 millones más. Y la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia pasó de 308 millones a 1.282, cuatro veces más.

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