12 ago 2010

ORIGEN; LA MANIPULACIÓN DE LA MENTE, UN HÁBITO DE LO MÁS COMÚN

Imaginad un mundo creado en vuestra mente y que puede ser modificado por otros…algo que sin duda resulta espeluznante…esa “realidad” que creamos en nuestra mente, nuestro momento de desconexión alterado por la presencia de extraños que intentan modificar tus pensamientos.

En conclusión, podría decirse que estamos expuestos a un continuo duelo entre realidad y sueño, en el que debemos batallar con cautela para no confundir ambos términos. Ya que un posible paso en falso supondría el generar un caos abrumador para nuestra mente y convertirnos en esclavos de nuestro mundo soñado y manipulado, o lo que es lo mismo, una "falsa" realidad.

Así que, por favor, ‘Abre los ojos’… (Ver mas >)

11 ago 2010

El Sueño Americano



Quieren Trabajadores Obedientes. Personas que sean lo suficientemente inteligentes para operar las máquinas y hacer el trabajo administrativo, y lo suficientemente estúpidas para aceptar pasivamente todo este aumento de trabajos de mierda, con mala paga, más horas, reducción de beneficios, el fin de las horas extras, la pensión que desaparece cuando vas a buscarla.

Es un Gran Club y tú no estás en él, tú y yo no estamos en el Gran Club. Además, es el mismo Gran Club que usan para machacarte la cabeza todo el día cuando te dicen qué debes creer. Todo el día machacándote la cabeza con sus medios, diciéndote qué creer, qué pensar y qué comprar.

Geroge Carlin (Ver más >)

5 ago 2010

Capitán Timo

El número uno de los ases del engaño es, sin lugar a dudas, José Manuel Quintía Barreiros, más conocido por la policía como Capitán Timo por su afición a utilizar guerreras como ropa de trabajo.
Esa especial fijación por la milicia ha hecho que Quintía se haya travestido de almirante, de coronel del servicio secreto, de capitán de fragata y, si hubiera hecho falta, de sargento Arensivia cuando ha hecho falta para embaucar a todo tipo de empresarios a los que siempre promete jugosos negocios a cambio de que adelantaran algo de dinero para las primeras gestiones. Luego, por supuesto, desparecía con los galones y el dinero.

Al dueño de una óptica le birló 88 millones de las antiguas pesetas prometiéndole un multimillonario contrato para vender gafas de sol al Ministerio de Defensa. A una empresa de telecomunicaciones, otros 20 millones de pesetas con la promesa de conseguirle partidas de móviles muy baratos en las bases norteamericanas en España. Y así un largo etcétera.

¿Qué cómo podían picar sus víctimas? Muy sencillo. Quintía no escatimaba ni en gastos ni en elementos efectistas a la hora de impresionarlas. Viajaba siempre en grandes berlinas engalanadas con un banderín español. Nunca faltaba un solícito chófer que le abriera la puerta. Y varios guardaespaldas le rodeaban en todo momento para terminar de hacer creíble que quien se presentaba ante los incautos era todo un gerifalte del Ministerio de Defensa. (Ver más >)