A principios de los años 80, unos meses después de llegar al poder, Margaret Thatcher anunció su ya famoso “No Hay Alternativa”; dos décadas más tarde, el Foro Social Mundial declaraba que “Otro Mundo es Posible”. Así comienza el sociólogo estadounidense Erik Olin Wright el manuscrito How to be an Anticapitalist for the 21st century, una serie de borradores en los que plantea diferentes formas de ser y actuar anticapitalistas para el siglo XXI, muchas de ellas contrarias a la tradición marxista clásica, y que pretenden constituir un nuevo paradigma en la superación del sistema socioeconómico actual.
El sello distintivo del capitalismo es pobreza en medio de abundancia. Y sí, es verdad que ha habido crecimiento económico, mejoras tecnológicas e índices más altos de productividad, pero también es verdad que el sistema actual agrava las desigualdades, destruye el planeta y solo ofrece trabajos precarios para una gran mayoría social enajenada. Sin embargo, pese a lo que diga la ex Primera Ministra británica, es posible alcanzar los niveles de productividad, innovación y dinamismo que vemos en el capitalismo y, al mismo tiempo, evitar sus grandes males (y no, no hablamos de repetir algo parecido al fracasado estatismo que asoló muchos países durante largas décadas del siglo pasado). Sin ir más lejos, este es, probablemente, el argumento central de las aportaciones de Erik Olin Wright a la lucha anticapitalista: que “otro mundo es posible”. Un mundo que mejore las condiciones de vida de la gente, cuyos elementos ya han sido creados y que existen diferentes formas de alcanzarlo. (Ver más >)