“Que el tribunal que debe juzgar casos de una enorme relevancia dedique un porcentaje tan importante de su tiempo a perseguir tuiteros o chistes más o menos desafortunados, dice bastante del retroceso de libertades que estamos viviendo”, asegura el exportavoz de Jueces para la democracia
“En nuestro país no dimite ni un rector por plagiar ni un cura por abusar ni un político por robar. No hay una cultura de la ética vinculada a que un cargo público se tiene que desempeñar de manera ejemplar. Esto daña la credibilidad de las instituciones”
Tendría que haber una ley de transparencia radical.
Me refiero a una ley de transparencia en la que cualquier ciudadano pueda demandar cualquier información. En Suecia, que tiene la ley de transparencia más antigua del mundo, si pides un papel, la persona afectada tiene que dejar de hacer lo que está haciendo para responder, aunque sea el primer ministro. Aquí no sabemos cuánto y en qué gastan los diputados y los senadores en viajes. Una ley que nos permita saber cuánto gasta un ministerio en papel de váter y quién ha decidido que sea esa marca. Si se tiene la sensación de que la ciudadanía, los periodistas, las redes sociales, están vigilantes, habría menos corrupción.