La agencia de trolls más famosa del mundo se llama Internet Research Agency (IRA) y tiene su sede en San Petersburgo. Su dueño es Yevgeny Prigozhin, propietario de varios restaurantes de copete, incluyendo el lugar donde Putin celebra sus cumpleaños si está en la ciudad. No es la única, pero es la más conocida. Esto es gracias a dos famosos artículos de Adrian Chen en el New York Times y el New Yorker.
Chen describe cómo los trolls a sueldo de IRA usaron Facebook, Twitter, Google y YouTube, entre otras plataformas, para interferir en las elecciones estadounidenses a favor de Donald Trump, como muchas otras cosas, con la intención de sembrar la paranoia e inutilizar la Red. En la última edición del festival The Influencers, en Barcelona, Chen explicó cómo había llegado hasta ellos y cuáles eran sus métodos: crear perfiles falsos, rumores falsos, noticias falsas. Caos y destrucción.
El negocio es ganar dinero haciendo campañas contaminantes, distorsionando la realidad con ayuda de cientos de trabajadores precarios, ordenadores conectados, teléfonos móviles y mucha electricidad. Como las famosas fábricas de explotación de la industria textil o la informática, plantan su casa allí donde el negocio encuentra menos obstáculos.